Conflictos laborales: cómo lidiar con las diferencias entre dos empleados de un equipo

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Los conflictos laborales son una realidad constante en cualquier entorno de trabajo, y aunque pueden parecer una amenaza para la armonía y productividad, si se manejan correctamente, también pueden ser oportunidades para mejorar las dinámicas y fortalecer al equipo.

Las diferencias entre empleados surgen por una variedad de razones, desde malentendidos personales hasta desacuerdos sobre cómo se deben realizar ciertas tareas.

La manera en que estos conflictos se resuelvan puede tener un impacto significativo en el equipo y en los resultados de la empresa. A continuación, te compartimos algunos consejos para enfrentarlos.

¿Qué conflictos se presentan en el trabajo?

Es importante destacar que los conflictos laborales pueden clasificarse en varias categorías, de acuerdo con la Universidad de Harvard. Los más comunes son los de tareas, relación y valores.

En el caso de los conflictos de tareas, suelen ser cuando los empleados tienen opiniones diferentes en un proyecto o no cumplen con sus asignaciones.

Por ejemplo, un colaborador podría preferir un enfoque más conservador en la toma de decisiones, mientras que otro podría abogar por una estrategia más agresiva.

Por otro lado, los conflictos de relación surgen cuando las diferencias en los estilos de comunicación, temperamentos, o actitudes entre empleados crean fricciones. 

Este tipo de conflictos puede ser menos predecible y, a menudo, más difícil de abordar porque están basados en características personales más que en problemas concretos.

Finalmente, los conflictos de valores son comunes en entornos donde los trabajadores tienen diferencias en identidades y aspectos como política, religión, etnia, normas, entre otros.

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¿Cómo resolver un conflicto entre dos empleados?

Resolver un conflicto entre dos empleados requiere un enfoque estructurado y neutral.

El primer paso es la identificación del problema, lo que implica escuchar las versiones de ambos trabajadores sin prejuicios y buscar comprender las raíces del conflicto.

Es fundamental que el mediador, ya sea un supervisor o un especialista en recursos humanos, mantenga una actitud imparcial durante todo el proceso.

Una vez que el problema ha sido identificado, se deben explorar posibles soluciones en conjunto con los colaboradores involucrados.

De acuerdo con un artículo de la Universidad de Harvard, fomentar el diálogo y la negociación entre las partes es clave para llegar a un acuerdo que sea satisfactorio para todos.

Es útil establecer reglas claras para la discusión, cómo evitar ataques personales y centrarse en el problema, no en las personas.

Además, se recomienda documentar el proceso de resolución y las decisiones tomadas, para asegurarse de que todas las partes cumplan con lo acordado y para evitar futuros malentendidos.

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Imagen: se necesita una cultura organizacional para enfrentar estos retos. Crédito: Freepik

Consejos para fortalecer el trabajo en equipo

Harvard recuerda que para evitar que los conflictos laborales se conviertan en un problema recurrente, es esencial trabajar en la consolidación del equipo.

Una estrategia efectiva es implementar actividades de team building que promuevan la confianza y la colaboración entre los empleados.

Estas actividades pueden variar desde talleres de comunicación hasta retiros corporativos, y tienen como objetivo mejorar la comprensión mutua y fortalecer los lazos dentro del equipo.

Otra recomendación es fomentar una cultura organizacional basada en el respeto y la inclusión.

Las empresas que promueven valores como la diversidad y la equidad son menos propensas a experimentar conflictos serios entre sus empleados, ya que estos valores ayudan a crear un ambiente de trabajo donde todos se sienten valorados y escuchados.

Además, es crucial que la gerencia brinde formación continua en habilidades de comunicación y resolución de conflictos, para que los empleados estén mejor equipados para manejar las diferencias que inevitablemente surgirán.

Finalmente, establecer canales claros y seguros para que los empleados puedan expresar sus preocupaciones antes de que se conviertan en conflictos abiertos es una práctica recomendada por expertos en recursos humanos.

Esto incluye la posibilidad de contar con un mentor o un asesor dentro de la organización que pueda ofrecer orientación y apoyo en momentos difíciles y así resolver los conflictos laborales.