Coste de los trabajadores

Leyes laborales

El coste de los trabajadores y trabajadoras para una empresa es igual al dinero que le cuesta a dicha organización mantener el total de la plantilla contratada durante una horquilla temporal determinada.

Ese coste no corresponde directamente al salario que perciben empleados y empleadas, sino que aglutina el sueldo bruto de los equipos de trabajo más costes directamente vinculados.

Así, podríamos determinar que el coste de los trabajadores y trabajadoras de una empresa engloba las siguientes partidas:

La suma del salario bruto de todos los empleados y empleadas y que aparece reflejado en sus nóminas mensuales.

La parte proporcional de las cotizaciones a la Seguridad Social que corre a cargo de la empresa. Es decir: contingencias comunes y contingencias profesionales, prestación por desempleo, formación y Fogasa o Fondo de Garantía Social.

Gastos en beneficios sociales como en planes de formación, campamentos de verano para familiares, actos deportivos, etc.

Gastos en indemnizaciones.

Más de la mitad del coste de los trabajadores y trabajadoras se lo llevaría el salario bruto. Normalmente este alcanza el 70 % de dichos gastos. Sin embargo, este porcentaje no es ni estándar ni redondo, pues depende de muchos otros factores como, por ejemplo, el tipo de contrato. Factores cuyo peso en los costes totales, además, varía con el tiempo.

Normalmente, el coste de los trabajadores y trabajadoras supone un 40 % más sobre el salario bruto.

Coste indirecto de los trabajadores

Pero existen otras partidas que podríamos tomar en cuenta y que no están asociadas directamente al salario de la plantilla ni a las ventajas en las condiciones de trabajo que decide aportar la empresa. Nos referimos a costes indirectos como:

La contratación de profesionales en la gestión de RRHH.
Los costes derivados de procesos de reclutamiento y onboarding.
El gasto en colaboradores externos o freelance, que aunque menor, hay que sumar a la cuantía global.
La adquisición de equipos de trabajo, herramientas y materiales necesarios para cada una de las personas que se contrata.
La puesta a disposición de la plantilla de servicios de transporte colectivos a cargo de la empresa.
Los costes derivados de la contratación de personas sustitutas durante los periodos de ausencia, ya sea por vacaciones, excedencias o nacimiento de hijo o hija, por ejemplo.
Los gastos desembolsados con motivo de litigios ante desavenencias con los trabajadores y trabajadoras: despidos improcedentes, etc.
El pago de gastos domiciliarios asociados al teletrabajo en el caso de las plantillas que hacen uso de esta modalidad.

La lista es larga, podríamos seguir nutriéndola de un sinfín de gastos asociados a la actividad diaria de la plantilla.

En los últimos tiempos, estos costes no se ven como tales, sino como una inversión en talento y capital humano, capaz de impulsar a una organización no solo por su labor diaria, sino por su predisposición a la innovación en un mundo cada vez más competitivo y donde las tecnologías disruptivas marcan el compás de los tiempos.

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