Gestión de equipos
Se entiende por gestión de equipo la administración adecuada y efectiva de un grupo de personas que trabajan de manera coordinada para alcanzar un fin común.
La gestión de equipos está asociada al rol de liderazgo, cuya misión es mantener el espíritu de colaboración intacto y posibilitar que la capacitación de todos sus miembros por separado redunde en el desempeño del equipo completo.
Claves de la gestión de equipos
Existen distintas estrategias o metodologías para facilitar la gestión de equipos de trabajo. Optar por una u otra dependerá del tipo de actividad que se desempeñe, desde donde se haga, el capital humano y los recursos disponibles, la cultura organizacional imperante en la empresa o la estructura organizacional.
Esta última, de hecho, es decisiva en la gestión de equipos, pues las responsabilidades respecto a la toma de decisiones, por ejemplo, varían sobremanera respecto a otro tipo de organizaciones.
Lo que sí es común a todas ellas es la base sobre la que debe sustentarse el grupo. Toda gestión de equipos adecuada necesita de altas dosis de:
Complicidad y coordinación.
Definición de objetivos y roles claros.
Organización.
Complementariedad, especialmente en equipos multidisciplinares.
Comunicación y transparencia.
Confianza en los demás y en sí mismos y compromiso.
Reglas de funcionamiento interno definidas.
Un feedback constante.
Además de los puntos anteriores, la gestión de equipos precisa que exista madurez emocional y profesional por parte de sus integrantes y de quien lidera al grupo, de tal forma que la interacción fluida sea posible y que los conflictos que puedan surgir sean solventados de manera razonable y constructiva.
Al margen de los valores antes señalados, existen otro tipo de beneficios que pueden aplicarse a la tarea de gestión de equipos para que esta resulte exitosa:
El uso de herramientas colaborativas: utilizar herramientas y tecnologías que faciliten la colaboración, como software de gestión de proyectos y comunicación en línea.
Invertir en programas de capacitación para mejorar las habilidades y competencias del equipo en global y de sus miembros de manera individual.
Reconocer el esfuerzo y el trabajo bien hecho por parte de todo el equipo, de tal forma que aumente la motivación y el compromiso conjunto.
Organizar actividades que fortalezcan las relaciones interpersonales y la cohesión del equipo, así como los valores compartidos, aquellos que promuevan el sentido de pertenencia.
Incrementar la resiliencia o capacidad de adaptarse a los cambios y desafíos, y fomentar esta adaptabilidad en el equipo mediante la flexibilidad.
El establecimiento de metas claras y medibles, por ejemplo a través de metodologías como los objetivos SMART: Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y desarrollados en un Tiempo definido, es una de las claves para que la gestión de equipos haga avanzar los proyectos en los que sus profesionales están involucrados.