IRPF

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El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas o IRPF es un tributo que grava la renta obtenida a lo largo de un año y, para ello, tiene en cuenta circunstancias personales y familiares.

¿Quiénes están obligadas a su pago? Las personas físicas que tengan su residencia habitual en territorio español y aquellas que tuviesen su residencia habitual en el extranjero en los casos establecidos en los artículos 8, 9 y 10 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre y que, claro está, hayan generado dicha obligación en virtud de lo manifestado por la normativa al respecto.

Existe un mínimo que, por destinarse a cubrir las necesidades vitales de la persona contribuyente y de su familia, no se somete a tributación. De la misma forma, está exenta la renta que se identifique expresamente como tal en la normativa de IRPF o en cualquier otra.

Claves del IRPF

El IRPF supone un porcentaje de la renta y este depende, en primer lugar, de la clase de esta última.

La renta de las personas físicas representa la suma de varios conceptos:

Los rendimientos del trabajo hacen referencia a contraprestaciones o utilidades, dinerarias o en especie, que derivan, directa o indirectamente, del trabajo personal o de la relación laboral, por ejemplo los sueldos y salarios, las prestaciones por desempleo o las pensiones.

Los rendimientos del capital inmobiliario y mobiliario son contraprestaciones o utilidades, dinerarias o en especie, que provienen, directa o indirectamente, de elementos patrimoniales, bienes o derechos, que sean propiedad del contribuyente y que este no necesite para la obtención de los rendimientos empresariales o profesionales.

Los rendimientos de las actividades económicas.
Las ganancias y pérdidas patrimoniales.
Las imputaciones de renta que se establezcan por ley.

Así pues, la renta procedente del ahorro tributa a un porcentaje menor que la renta general, es decir, aquella que no forma parte del ahorro. Y esta última está sujeta a una escala progresiva: es decir, el pago en concepto de IRPF se incrementa de forma proporcional a la renta declarada.

Los tramos para la declaración del IRPF se dan a conocer cada año, tanto aquellos que tienen que ver con la aportación estatal como las autonómicas. Dichos tramos no tributan por la totalidad de los ingresos al tipo de retención más alto, sino que los porcentajes se aplican uno a uno, empezando por el de menor cuantía.

El IRPF responde a la necesidad, como cualquier otro impuesto, de que todos los españoles y españolas han de contribuir al mantenimiento de los gastos públicos. Al ser de carácter progresiva, a diferencia de otros tipos, favorece a aquellas personas cuya renta o patrimonio sea inferior, protegiendo a los colectivos más vulnerables.

Y aunque el porcentaje de IRPF que tiene que ver con los rendimientos del trabajo se abonan de forma mensual a través de la nómina, la declaración de la Renta sirve como instrumento a la Agencia Tributaria para corroborar si lo adelantado durante el año es suficiente o si dicha persona ha contribuido de menos y debe aportar una cantidad extra.

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