Pausas activas en el trabajo
Las pausas activas en el trabajo son descansos breves que realizan los trabajadores y trabajadoras durante la jornada laboral. Se trata de una sencilla y eficaz estrategia de higiene postural que favorece la salud y el bienestar laboral de las plantillas al prevenir trastornos musculoesqueléticos.
Las pausas activas en el trabajo permiten aliviar aquellas partes del cuerpo que se sobrecargan a lo largo de la jornada laboral. También la recuperación tras episodios fatigosos.
Claves de las pausas activas en el trabajo
Las pausas activas en el trabajo constituyen una respuesta eficaz contra dolencias, sean puntuales o persistentes, y contra lesiones, leves o de mayor gravedad. Estas aparecen al pasar una jornada de siete u ocho horas en la misma postura o al realizar movimientos repetitivos durante varias horas seguidas, pues ambas circunstancias motivan la aparición de lesiones y sobrecarga muscular.
Al hacer pausas activas en el trabajo, los y las profesionales favorecen el cambio postural, pues acometen movimientos diferentes a los ejecutados hasta el momento. Fomentan así el reposo de ciertas zonas, la recuperación y la movilización de aquellas partes del cuerpo que estaban anquilosadas o tensionadas.
Las pausas activas en el trabajo son más eficaces si se acompañan de ejercicios de movilidad, estiramiento y calentamiento. Estos reactivan la circulación sanguínea y previenen lesiones al reducir la tensión en músculos, ligamentos y tendones.
Las pausas activas en el trabajo no solo redundan en una mejora de la salud y bienestar de los equipos de trabajo, también en un mayor desempeño, ya que favorecen la disminución de las bajas temporales por enfermedad o accidente, la aparición de episodios de estrés o ansiedad por sobrecarga laboral y la merma de capacidades como consecuencias del padecimiento de un dolor crónico.
En cuanto a la frecuencia de las pausas activas en el trabajo, se recomienda hacer una pausa activa de 10 o 15 minutos cada hora y media, aunque si el trabajo es muy exigente, deberían realizarse pausas activas cada 60 minutos.
Estas pueden consistir en un pequeño paseo de camino al baño o mientras se toma un tentempié, preferiblemente en una zona exterior y con luz natural, para evitar también la fatiga visual, y dedicando unos minutos al estiramiento de zonas especialmente conflictivas como son cuello, muñecas o espalda. Si el trabajador o trabajadora dispone de una hora o más de descanso, por ejemplo para comer, puede aprovechar esta para realizar sencillos ejercicios aeróbicos e incluso una actividad lúdica.
Las pausas activas deben aprovecharse para movilizar el cuerpo en los momentos de descanso que habilita la empresa dentro de la jornada laboral. Las actividades de pausas activas en el trabajo pueden ser de distintos tipos: desde estiramientos a ejercicios aeróbicos e incluso actividades lúdicas durante las pausas activas.
Maximizar los esfuerzos en una higiene postural adecuada, pausas activas en el trabajo y hábitos saludables como el fomento de la actividad física redunda en el bienestar de la plantilla, en su nivel de implicación en la cultura corporativa y en la consecución de los objetivos propuestos, y en un ambiente de trabajo más positivo y agradable, capaz de retener y atraer talento cualificado con mayor facilidad.
De hecho, existen empresas que habilitan zonas de descanso y esparcimiento para la ejecución de esas pausas activas en el trabajo dentro de una estrategia de wellness y bienestar físico que trata de satisfacer las necesidades de la plantilla.