Productividad laboral
La productividad laboral es un tipo de productividad y un indicador clave para las empresas y la economía de un país sobre el uso eficiente de los recursos, en este caso, humanos.
La productividad laboral representa el volumen total de producción (de bienes o servicios) alcanzado por unidad de trabajo (persona empleada) u hora de trabajo durante un tiempo determinado.
Así pues, la productividad laboral posibilita la medición y comparación del rendimiento de los trabajadores y trabajadoras de una empresa. Pero también la de todo un mercado de trabajo, aportando datos sobre la capacidad para competir, para crecer o para incrementar la eficiencia.
La productividad laboral también brinda información relevante sobre la capacidad del talento en una determinada empresa o país, ligada esta a su formación, habilidades, competencias, destrezas y posibilidad de poner a su disposición innovaciones tecnológicas u organizativas que aumenten esa productividad laboral.
Claves de la productividad laboral
Mientras la fórmula de la productividad es bienes o servicios producidos / recursos utilizados, la de la productividad laboral es igual al total de bienes o servicio producidos / total de horas trabajadas o número de personas empleadas.
Hoy en día, se sabe a ciencia cierta que existen factores clave en el aumento de la productividad laboral y que estos están fuertemente vinculados, por un lado, a la incorporación de innovaciones tecnológicas y organizativas, y por otro, a la capacidad de aumentar el compromiso de las plantillas con la organización.
Así, se dice que ninguna empresa puede alcanzar el éxito si sus empleados y empleadas no se sienten motivados por su trabajo y respaldados por su organización a través de un compromiso con su salud y bienestar, pues la plantilla de una empresa resulta determinante para alcanzar un grado de productividad y rentabilidad óptimos.
La productividad laboral aumenta en tanto en cuanto emplea el uso eficaz de los recursos, para lo cual la innovación tecnológica resulta fundamental, pues permite incrementar la producción sin elevar, por ejemplo, el volumen de la mano de obra o de las horas trabajadas.
Existen así factores internos que permiten elevar la productividad laboral: el uso de nuevos equipos, la organización eficiente del trabajo, etc. Es decir, factores que están en manos de la propia empresa. Pero también factores externos, ajenos al poder de maniobra de esta, como una situación económica adversa que ponga en jaque el futuro de la compañía y con ello la motivación de la plantilla.
Un nivel de productividad laboral elevado contribuirá, en la empresa, a incrementar el número de bienes o servicios producidos, aumentar las ventas o servicios, ampliar la cuota de mercado, minimizar los tiempos de respuesta, etc.
Para conocer el impacto de la productividad laboral sobre los objetivos de la empresa, es necesario someter esta a una medición continua a través de indicadores de productividad, como por ejemplo, unidades producidas a la hora por un departamento determinado.
De esta forma, puede calcularse el desempeño de dicho departamento en el momento actual y compararlo con el desempeño futuro tras la aplicación de nuevas medidas para elevar la productividad laboral, como la incorporación de herramientas inteligentes que automaticen ciertas tareas y agilicen el trabajo diario.