Factores ambientales que influyen en la salud y el bienestar
¿Existen factores ambientales que influyen en la salud? La respuesta es rotunda, sí. De hecho, hablar hoy en día de la influencia del entorno en nuestro bienestar es hacerlo de un componente determinante para nuestro estado de salud, presente y futuro. No en vano, muchos de los espacios laborales se han transformado enormemente en las últimas décadas, especialmente en determinados sectores, con el fin de paliar todos ellos.
¿Qué son los factores ambientales en salud?
Los factores ambientales que influyen en la salud son aquellos que pueden causar una amplia variedad de dolencias y enfermedades por la mera exposición del individuo a todos o cada uno de ellos. En la lista figuran, por ejemplo, la contaminación del aire, la exposición a agentes físicos y químicos, el ruido e incluso el cambio climático.
¿Qué es el exposoma y por qué importa?
Se denomina exposoma al conjunto de exposiciones ambientales a las que una persona está expuesta desde el nacimiento hasta su muerte. Hoy en día, resulta clave para entender el origen de ciertas enfermedades. De hecho, se trata de información vital, junto a la de carácter genético. Además, el de exposoma es un término íntimamente ligado al de salud laboral, tanto es así que actualmente se habla de riesgos ambientales en el entorno laboral.
Calidad del aire y contaminación atmosférica
La calidad del aire se ve comprometida por la presencia de partículas en suspensión y sustancias tóxicas contaminantes, cuyas concentraciones elevadas representan un riesgo para la salud pública, convirtiéndose en uno de los factores ambientales que influyen en la salud. En ambientes laborales, cobra especial relevancia la calidad del aire en espacios cerrados como un importante factor de riesgo para el bienestar de los trabajadores y trabajadoras.
Principales contaminantes y sus efectos
Los principales contaminantes que encontramos en el aire, especialmente en áreas urbanas, son las partículas en suspensión PM2,5 y PM1, el ozono troposférico y el dióxido de nitrógeno. También son contaminantes los óxidos de azufre, el monóxido y dióxido de carbono, los hidrocarburos (benceno, metano…), metales como el plomo, el arsénico y el mercurio, etcétera.
En lugares cerrados, los contaminantes pueden ser físicos, químicos o biológicos, en función de las actividades que se desarrollan en estos espacios.
Enfermedades asociadas a la mala calidad del aire
Los contaminantes en el aire pueden producir enfermedades respiratorias y otras patologías por su inhalación al respirar. Destacan la aparición de irritación ocular, cefaleas, molestias de garganta, dificultad respiratoria y una merma de las capacidad físicas.
Recomendaciones para protegerse
Las Administraciones públicas cuentan con programas de detección de mala calidad del aire. Sus principales recomendaciones para la población, especialmente la más sensible, cuanto se revisan los límites seguros establecidos son permanecer el menor tiempo posible en calles con mucho tráfico y zonas industriales, y evitar hacer deporte y actividad física al aire libre. Pero ¿qué ocurre con los empleados y empleadas más expuestos durante su jornada laboral?
Existen ciertas medidas que deben tomarse para limitar los riesgos laborales asociados a la mala calidad del aire. Algunas de ellas son asegurar la circulación del aire fresco, llevar a cabo un mantenimiento de los sistemas de ventilación, controlar los contaminantes empleados, realizar mediciones periódicas de la calidad del aire con equipos especializados, dotar a los grupos de trabajo de medidas de protección adecuadas o prioriza el uso de materiales poco contaminantes en el espacio de trabajo.
Exposición al ruido: un enemigo silencioso
En ciertos sectores, atenuar el ruido representa uno de los mayores retos para reducir los riesgos ambientales sobre la salud. El ruido ambiental es el sonido exterior no deseado o nocivo generado por las actividades humanas. En el ámbito laboral, al ruido propio del tráfico rodado o aéreo, por ejemplo, se suma el ocasionado por la actividad empresarial y especialmente la industrial, constituyendo un importante foco de lo que se conoce como contaminación acústica.
Cómo afecta el ruido al cuerpo y la mente
Estrés, molestias, falta de sueño… La exposición a niveles de ruido elevados es “un problema de salud pública que va más allá de la molestia y de la queja”, tal y como indica el Ministerio de Sanidad. Entre los efectos directos citados por este último figuran la pérdida de capacidad auditiva o la aparición de acúfenos o tinnitus. También las alteraciones del sueño, las enfermedades cardíacas, las enfermedades mentales (estrés, depresión, ansiedad o demencia), etcétera.
Consecuencias a largo plazo
La exposición a niveles de ruido elevados a largo plazo puede elevar los efectos adversos enumerados más arriba. Por ejemplo, los superiores a los 85 dB(A) pueden causar, tal y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), lesiones auditivas permanentes.
Acciones para reducir el impacto acústico
Mantener lo más bajo posible el nivel de ruido en las áreas de trabajo o proporcionar a los empleados y empleadas equipos de protección al respecto son medidas que toda empresa debe cumplir. De hecho, existe normativa al respecto, incluso específica para ciertos sectores. Por ejemplo, la exposición al ruido en los establecimientos de salud no debe exceder los 35 dB en la mayoría de las salas en las que se esté tratando u observando a pacientes.
Mantener una buena calidad del aire y una mínima exposición al ruido son dos prioridades en la creación de un espacio de trabajo saludable. Pero no son las únicas a tener en cuenta. Existen otros factores ambientales que influyen en la salud y cuyos niveles de seguridad vienen marcados por la legislación vigente:
- La calidad del agua y su exposición a contaminantes. Existen ciertas sustancias nocivas frecuentes en el agua con un impacto en la salud a corto y largo plazo importante si no se detectan y eliminan. Resulta indispensable garantizar un consumo de agua segura en los centros de trabajo.
- Radiación y temperaturas extremas debido al cambio climático. Los últimos episodios y olas de calor obligan a las empresas a tener en cuenta la radiación solar para evitar enfermedades como el cáncer de piel. El calor extremo trae consigo, además, golpes de calor que ponen en jaque la salud física y la salud mental. En este sentido, debe recordarse el papel de las empresas frente al cambio climático.
- La contaminación del suelo y exposición a las principales fuentes de toxicidad en el mismo. De hecho, existen enfermedades directamente asociadas a la contaminación terrestre y las empresas deben estar preparadas para saber cómo detectar y evitar el contacto con suelos contaminados.
Adaptación y mitigación: qué se puede hacer
Desde la necesidad de procurar espacios verdes en los centros de trabajo a poner en marcha planes y estrategias de identificación, evaluación y mitigación de factores ambientales que influyen en la salud. Existe toda una lista de propuestas que pueden seguir las empresas para mejorar la calidad de sus centros de trabajo y atenuar el impacto de su actividad sobre el entorno.
Comunicar y sensibilizar de los riesgos para la salud que puedan derivarse de los factores ambientales, implementar los planes estatales y autonómicas de salud y medioambiental, aplicar la legislación en materia de prevención de riesgos laborales…, son solo algunas de las acciones recomendadas. También fomentar el contacto con entornos naturales a través de dinámicas colectivas, ya que favorecen el bienestar físico y psicológico, pues existen innumerables beneficios (demostrados por la ciencia) en la relación entre naturaleza y la salud física y mental.
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