¿Qué es la perspectiva de género?

Hablar hoy de perspectiva de género es hacerlo sobre uno de los pilares fundamentales de promoción y protección de los derechos de las mujeres. Es decir, sobre un enfoque fundamental para empoderar a las mujeres y alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, la justicia social y el progreso económico.
Para las empresas, representa una oportunidad estratégica en la configuración de entornos más inclusivos, equitativos, sostenibles, resilientes e innovadores.
Definición y concepto: perspectiva de género, ¿qué es?
Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de perspectiva de género? Según la ONU, “la integración de la perspectiva de género (o mainstreaming) es el proceso de evaluar las implicaciones para las mujeres, los hombres y las personas con diversas identidades de género de cualquier acción planificada -incluida la legislación, las políticas o los programas- en todos los ámbitos y a todos los niveles”*.
Así, la perspectiva de género es un enfoque que se integra en el diseño, aplicación, proceso de seguimiento y evaluación de cualquier tipo de política o de programa, con el fin de que este no perjudique a ciertos colectivos.
De hecho, tal y como señala la organización internacional: “la integración de la perspectiva de género va de la mano de la promoción y protección de los derechos humanos de las mujeres y de las personas LGBTI, y de la eliminación de la discriminación contra las mujeres y las personas LGBTI. El objetivo final es lograr la igualdad de género”.
Por lo tanto, la perspectiva de género no es otra cosa que una forma de ver y comprender las dinámicas sociales con el fin de implantar medidas que eliminen los sesgos, desigualdades y la discriminación basadas en el género a todos lo niveles, buscando la igualdad de derechos y de oportunidades.
Avances y retos en perspectiva de género
El enfoque de género en la legislación y en las políticas empresariales de la UE y de España adoptado en los últimos años representa un avance significativo hacia la igualdad real. Y de hecho se ha demostrado que representa una gran oportunidad estratégica para los Estados y para las organizaciones por las oportunidades económicas que conlleva la igualdad de género, cifradas en 12 billones de dólares hasta 2030.
Sin embargo, la perspectiva de género no siempre cala. A menudo se queda en palabras vacías dentro de las organizaciones, o se implanta de manera parcial.
Según datos del Pacto Mundial en materia de igualdad de género, actualmente existe una diferencia salarial del 28 % entre hombres y mujeres en España. Y aunque la totalidad de empresas del IBEX 35 cuenta con políticas y medidas de no discriminación y el 94 % de las empresas del índice bursátil dispone de políticas específicas sobre igualdad de género, un 71 % de estas últimas fija objetivos medibles al respecto.
Además, menos de la mitad del Ibex 35 incluye información de calidad sobre las ratios del salario base y sobre la remuneración de mujeres frente a hombres para cada categoría. De las empresas españolas adheridas al Pacto Mundial, el 72 % cuenta con medidas para favorecer la conciliación laboral.
Diferencia entre sexo y género
Los conceptos sexo y género suscitan ciertas dudas. Y aunque a veces se usan indistintamente, no se refieren a lo mismo.
El sexo viene determinado por la naturaleza, siendo masculino o femenino. El género es una construcción social y cultural. De hecho, cada sociedad asigna culturalmente ciertas características o valores inherentes a hombres o a mujeres, como convenciones y funciones socioculturales*.
Principales componentes de la perspectiva de género
La perspectiva de género, como herramienta de cambio, conlleva profundas reflexiones y una vuelta de tuerca en el planteamiento en torno a tres componentes esenciales:
Cuestionamiento de estereotipos de género
Un estereotipo de género es una visión preconcebida sobre los atributos o las características que poseen hombres y mujeres, lo cual define los papeles que desempeñan en la sociedad y que resultan altamente limitantes en el desarrollo personal y profesional. Cuestionar dichos estereotipos es el primer paso para eliminarlos como barreras que perpetúan las desigualdades.
Dos ejemplos son aquellos que señalan a las mujeres como dóciles y cariñosas y a los hombres como valientes y aventureros. Los primeros parapetan a las mujeres en la esfera de los cuidados y a los segundos, en puestos estratégicos donde han de asumir mayores riesgos y de mayor calado.
Redistribución equitativa de tareas
Los estereotipos de género, al ser ideas preconcebidas sobre los roles y comportamientos de hombres y mujeres, impiden una redistribución equitativa de las tareas, por ejemplo, las domésticas o relacionadas con el cuidado.
Esto trae consigo una asignación de roles y tareas asociadas muy rígidas, además de la sobrecarga de las mujeres en el espacio del hogar, que afecta negativamente a su tiempo y oportunidades en otros ámbitos, como el trabajo y la educación.
Promover la corresponsabilidad y el reparto de tareas es uno de los objetivos del enfoque o la perspectiva de género como condición para la igualdad real.
Valoración justa del trabajo de ambos sexos
La perspectiva de género en la valoración del trabajo implica reconocer y cuestionar las desigualdades históricas y sociales en la distribución de tareas y responsabilidades, así como en la remuneración por trabajo de igual valor entre hombres y mujeres.
Es crucial evitar la discriminación basada en el género y promover una valoración justa de todos los trabajos, incluyendo aquellos tradicionalmente feminizados y que a menudo son subvalorados, como las tareas domésticas y de cuidado, como hemos señalado.
En el ámbito de la empresa, la valoración de puestos de trabajo determina el valor de un puesto concreto dentro de la empresa, de ahí que se convierta en una herramienta útil para visibilizar el hecho de que mujeres y hombres no ganen lo mismo por la realización del mismo trabajo o trabajos de igual valor.
Esta revisión en la aplicación de la perspectiva de género debe ser coherente en diversos ámbitos como los de educación, salud, trabajo, política, medios de comunicación…, para que sea transversal, integral y real.
Transformación de estructuras sociales desiguales
El enfoque de género en el ámbito legislativo y de las políticas empresariales en España se refiere a la incorporación sistemática de la perspectiva de género en la elaboración, implementación y evaluación de leyes, políticas públicas y estrategias organizacionales.
Este enfoque busca corregir desigualdades estructurales entre mujeres y hombres, promoviendo la igualdad real y efectiva en todos los ámbitos, especialmente el laboral.
Modificación de normas y roles sociales
La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada por la ONU ya en 1995 defendió la incorporación de incorporar una perspectiva de género como un enfoque fundamental y estratégico para alcanzar los compromisos en igualdad de género*. Hoy en día, lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas constituye uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Es más, la Comisión Europea adoptó una nueva hoja de ruta sobre los derechos de la mujer el 7 de marzo de 2025, pues “siguen existiendo brechas de género en el mercado de trabajo. Las mujeres siguen estando sobrerrepresentadas en los sectores peor retribuidos e infrarrepresentadas en los puestos de responsabilidad”, señala la propia Comisión Europea.
Esta medida forma parte de la Estrategia para la Igualdad de Género 2020-2025, que ha traído consigo hitos tan importantes como la Directiva sobre el equilibrio de género en los consejos de administración, o nuevos derechos de conciliación de la vida familiar y la vida profesional en toda la UE.
En 2023, siete Estados miembros de la UE, entre ellos España, presentaban brechas de género en el empleo mayores que la brecha media de la UE, según datos del 2025 report on gender equality in the EU, publicado el pasado mes de marzo. Sin embargo, nuestro país se sitúa entre los nueve Estados miembros donde al menos el 40 % de las ministras de alto nivel eran mujeres en 2024, gracias en parte a la modificación de normas legislativas, que ha impulsado un cambio (o mejor dicho la materialización de este) en la concepción de roles sociales.
Legislación y políticas con enfoque de género
En España, la Ley Orgánica 2/2024 sobre representación de paridad y presencia equilibrada de mujeres y hombres dio un paso más allá en la ruptura del techo de cristal en los órganos de relevancia de la Administración. Es solo un ejemplo de los pasos que se han dado en los últimos años al respecto.
De hecho, España está siendo un ejemplo en la implementación de normativa para la igualdad de género en muchos sentidos en el ámbito empresarial y laboral, como demuestra la legislación en torno a los planes de igualdad y su registro, los planes LGTBI, la igualdad retributiva, la igualdad de trato y la no discriminación, etc.
Todo ello está propiciando una transformación cultural, también en las organizaciones, para interiorizar el enfoque de género y adoptar medidas que favorezcan, por ejemplo, el aumento de la presencia femenina en puestos de alta dirección y consejo.
*https://www.unwomen.org/es/how-we-work/un-system-coordination/gender-mainstreaming
* https://www.ohchr.org/es/women/gender-integration
*https://www.fundeu.es/recomendacion/genero-y-sexo-31/
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