Gestión del talento
La gestión del talento se refiere al conjunto de prácticas que aborda una empresa para facilitar no solo la administración eficaz de las personas en virtud de los objetivos empresariales (gestión de personas), sino su impulso y desarrollo dentro de la organización de tal forma que el crecimiento de todos y cada uno de las y los profesionales traiga consigo el crecimiento, a todos los niveles, de la empresa.
La gestión del talento pone énfasis, actualmente, en ventajas como el aprendizaje continuo y la capacitación, el valor del desempeño, la igualdad de género, los procesos de inclusión, diversidad e inserción, la capacidad de liderazgo humanista o la preparación al cambio propiciado por la creciente digitalización, entre otras.
De hecho, esta última ha traído consigo nuevas modalidades de trabajo, más flexibles y en remoto, que necesitan de nuevas formas de entender la gestión del talento, concretamente de equipos multidisciplinares, contactados en línea y trabajando desde lugares remotos a favor de objetivos comunes.
Las estrategias de gestión de talentos deben ser, por tanto, capaces de responder a las necesidades cambiantes del mercado laboral.
Claves de la gestión de talentos
La gestión de talentos incluye toda acción emprendida por la organización a lo largo del candidatee journey de un o una profesional. Es decir, abarca desde el proceso de atracción: reclutamiento, onboarding e inserción eficaz en la empresa, a los de fidelización: capacitación, desarrollo, promoción, bienestar, etc.
Así pues, la gestión de talentos abarca un enfoque estratégico, incluso holístico, que incluye una gran variedad de procesos diseñados para atraer, desarrollar, motivar y retener a los empleados y empleadas, especialmente aquellos con alto potencial y habilidades clave. Es decir, profesionales altamente cualificados.
Esto último resulta vital en aquellos sectores estratégicos o en crecimiento que adolecen una falta de perfiles altamente especializados y que han de gestionar a sus talentos de la mejor manera posible no solo a beneficio de la empresa (para que esta pueda cumplir sus objetivos), sino para evitar una fuga de cerebros.
De esta forma, las estrategias de motivación y satisfacción se han convertido en la piedra angular de la gestión de talentos, a la cual contribuyen de manera decisiva nuevas tecnologías capaces de automatizar procesos y convertir en cuantificables, medibles y comparables KPI que hasta entonces parecían imposible de mensurar, como pueden ser índices de felicidad o satisfacción con el puesto de trabajo.
Respecto a conceptos asociados a esa motivación y satisfacción, cobran relevancia factores como las políticas de compensación, es decir, salarios competitivos y beneficios adicionales que, como los seguros de salud, planes de pensiones, etc., traigan consigo un aumento de la capacidad adquisitiva de las plantillas.
Pero no de forma exclusiva ni tan siquiera preponderante. Los sistemas de reconocimiento y recompensas para valorar el esfuerzo y las contribuciones de los empleados o una cultura organizacional que fomente una atmósfera de trabajo positiva, donde sean constantes y se promuevan la colaboración, el respeto y el crecimiento personal, tienen tanta importancia o más que una política retributiva a la hora de garantizar la gestión adecuada de los talentos.
También son especialmente valoradas al respecto las medidas para la participación activa o para el equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal y familiar mediante políticas de flexibilidad y conciliación.
*Véase Gestión de personas