Habilidades directivas
Se entiende por habilidades directivas el conjunto de destrezas necesarias para cumplir con éxito la misión asignada por la empresa en un puesto de alta dirección. Dichas habilidades son mutables, pues varían respecto a los objetivos empresariales, las necesidades de la plantilla y los valores sociales imperantes en cada época. Hoy en día, el liderazgo transformador o liderazgo humanista pone de relieve una serie de habilidades directivas que son cada vez más demandadas por las grandes corporaciones.
Estas recalan en habilidades técnicas, pero sobre todo en habilidades blandas, aquellas que tienen que ver con la inteligencia emocional o destrezas sociales para lograr sacar el máximo potencial de los equipos de trabajo y la consecución eficaz de metas colectivas.
Las habilidades directivas desarrolladas actualmente son:
– Resiliencia, vital en un tipo de liderazgo transformador, que nace como respuesta a escenarios de incertidumbre, especialmente cambiantes por la interrupción de tecnologías disruptivas y de entornos laborales especialmente sensibles a las fluctuaciones de los mercados o al desequilibrio político internacional, entre otros factores. Habla de la capacidad para adaptarse rápidamente a nuevas situaciones y para liderar la gestión del cambio cuando sea necesario.
– Creatividad, indispensable en un liderazgo innovador, pues fomenta la implementación de nuevas ideas dentro del equipo de trabajo y la generación de nuevo conocimiento. Precisa de habilidades tecnológicas capaces de entender y anticiparse a nuevas tendencias en el ámbito de la I+D+i y la alta tecnología, y de liderar y gestionar iniciativas de digitalización en la empresa.
– Comunicación positiva y escucha activa, para entender y considerar las perspectivas del resto de profesionales, para comunicarse con claridad y transparencia respecto a otros miembros del equipo pero también respecto otros actores como inversores, proveedores, etc.
– Inteligencia emocional, es decir, conocimiento de las propias emociones y de cómo estas afectan al ámbito laboral, ya que este es el primer paso para desarrollar la empatía, es decir, la capacidad para entender y compartir los sentimientos de los demás: sus necesidades, frustraciones, expectativas, etc. Resulta básica a la hora de empoderar a los equipos de trabajo.
– Pensamiento Estratégico: capacidad para visualizar el futuro, para anticiparse y planificar a largo plazo. Esto es posible gracias a la capacidad analítica, la versatilidad a al hora de manejar herramientas tecnológicas que propicien el análisis de datos para la toma de decisiones informadas, y a la predisposición a mantenerse informado o informada acerca de lo que acontece en escenarios próximos.
– Capacidad para gestionar proyectos de manera eficiente: es decir, planificar y ejecutar empleando los mínimos recursos necesarios para lograr los más altos resultados. Algo indispensable en una década en la que la sostenibilidad ambiental es un requisito inevitable para las empresas. Se precisan habilidades en el uso de metodologías ágiles y sostenibles.
Otras habilidades que podrían sumarse a las anteriores son:
– Gestión adecuada del desempeño de los equipos de trabajo.
– Capacidad de negociación y resolución eficaz de conflictos.
– Habilidades sociales capaces de crear ambientes positivos y justos, enfocados al alto rendimiento: equitativos, diversos, inclusivos, transparentes, igualitarios, etc.
– Capacidad de alineamiento de los objetivos de negocio con la cultura corporativa: RSC, valores éticos, etc.
Así pues, las habilidades directivas más demandadas hoy en día reflejan la necesidad de líderes que sean adaptables, tecnológicos, empáticos y estratégicos para liderar sus equipos con éxito en un entorno empresarial y un mercado laboral en constante evolución.
*Véase Habilidades para un trabajo