Síndrome del impostor
El síndrome del impostor es un trastorno psicológico por el cual las personas sienten que nunca están a la altura de las circunstancias y expectativas profesionales, de no ser lo suficientemente competentes.
El síndrome del impostor es muy habitual, especialmente entre personas con poca seguridad en sí mismas y con mayor prevalencia en las mujeres frente a los hombres, según diversos estudios recientes.
Claves del síndrome del impostor
El síndrome del impostor puede llegar a lastrar el desempeño de las personas y empañar su carrera profesional. De hecho, quienes lo padecen no sienten los éxitos como suyos, sino fruto de un cúmulo de casualidades o de la intervención de otras personas. Es decir, no sienten dichos progresos como suyos.
El síndrome del impostor puede afectar a todo tipo de profesionales, incluso aquellos cuyos resultados son excelentes. Y se basa en una visión distorsionada de la realidad.
Existen varios detonantes del síndrome del impostor, desde ser una persona muy perfeccionista y exigente consigo misma, a ser una persona muy insegura, por ejemplo, por haber sufrido menosprecios durante la infancia o numerosas críticas al trabajo realizado en el ámbito familiar o académico.
El síndrome del impostor no es exclusivo del entorno laboral, también hace su aparición durante la formación académica. Son aquellos perfiles que sufren especialmente antes de una evaluación aunque lo normal es que sus resultados sean magníficos.
Características típicas del síndrome del impostor
Así pues, algunas de las características de este síndrome del impostor estriban en:
Una autocrítica excesiva: Las personas se atribuyen su éxito a factores externos como la suerte, más que a su habilidad o esfuerzo.
El miedo constante al fracaso: Existe un temor constante a no cumplir con las expectativas de los demás.
Perfeccionismo y exigencia: La búsqueda de estándares excesivamente altos que llevan a la procrastinación o al agotamiento.
En resumen, el síndrome del impostor puede afectar a individuos de todas las profesiones y niveles de éxito, incluyendo académicos, profesionales y artistas. A menudo está relacionado con la ansiedad, la baja autoestima y el agotamiento.
La antítesis de quienes padecen el síndrome del impostor son quienes adolecen el efecto Dunning-Kruger, personas que se sienten mucho más capacitadas de lo que realmente están para la consecución de ciertos objetivos o el desempeño de ciertas tareas.
El conocimiento y la gestión del síndrome del impostor y del efecto Dunning-Kruger son fundamentales no solo para empoderar a las plantillas, sino para garantizar la efectividad de los equipos en cualquier organización, permitiendo acceder a puestos de liderazgo a personas realmente capacitadas aunque se subestimen, y evitando que esas otras que no alcanzan el estándar marcado en capacitación (aunque crean que sí) puedan conquistar posiciones en equipos que a la larga cosecharán un fracaso o pérdida de productividad.