Trabajo flexible
El trabajo flexible hace referencia a todas aquellas medidas puestas en marcha por una organización para garantizar la conciliación de la vida familiar, personal y laboral de trabajadores y trabajadoras sin comprometer los objetivos corporativas en cuanto a productividad, calidad del servicio, etcétera.
De hecho, el trabajo flexible es una tendencia creciente en el mundo laboral. Lo es gracias a las posibilidades que ofrecen al respecto los entornos digitales, y a las expectativas de las nuevas generaciones de talentos, pues ofrece numerosos beneficios para empleados y empleadas al respecto.
También para sus empleadoras, que pueden incrementar, a través del trabajo flexible, sus ratios de engagement laboral y captación de talento. También de productividad debido a menores tasas de rotación, absentismo injustificado, bajas por incapacidad temporal o excedencias o reducciones de jornada para el cuidado de personas dependientes.
Sin embargo, su implementación exitosa requiere una planificación cuidadosa, acorde a los recursos de la empresa y a las necesidades concretas de la plantilla; además de políticas claras y un enfoque en la comunicación y la tecnología adecuada.
Claves del trabajo flexible
El trabajo flexible se ha convertido en una práctica común y cada vez más valorada en muchas empresas, especialmente en aquellas que no pueden competir en calidad de remuneración económica o en esas otras que tratan de atraer a profesionales más interesados en su tiempo libre y en minimizar los efectos del trabajo sobre la salud mental que en una nómina más abultada.
El trabajo flexible también permite mayores cotas de inclusión, al facilitar la entrada en plantilla de personas con movilidad reducida, con necesidades especiales, con personas a cargo dependientes o que desean formar parte de la organización sin necesidad de abandonar su ciudad de origen.
De hecho, esta modalidad laboral permite a los empleados y empleadas cierta libertad para decidir cuándo, desde dónde y cómo trabajar tal y como demuestran prácticas asociadas al trabajo flexible como:
El teletrabajo, que permite a los empleados y empleadas desempeñar sus tareas cotidianas desde cualquier lugar (trabajadores nómadas) o desde casa (teletrabajo 100 %) no necesariamente en la oficina. O al menos, hacerlo en parte (modelos de trabajo híbridos).
Los horarios flexibles, por los que los empleados y empleadas pueden ajustar sus horas de inicio y fin del trabajo según sus necesidades personales.
El trabajo a tiempo parcial, pudiendo acomodar las horas dedicadas a la empresa a las exigencias de los cuidados de personas dependientes, por ejemplo, y que éstas pueden ser modificadas con el tiempo.
Semana laboral de 4 días, es decir, incrementar la productividad para hacer el mismo trabajo en menos días, en este caso, en cuatro días de trabajo en lugar de cinco a cambio del mismo sueldo y prestaciones.
Trabajo por proyectos: empleos basados en tareas y resultados específicos en lugar de horarios fijos. El empleado o empleada se organiza su propia jornada laboral siempre y cuando llegue a los objetivos marcados en tiempo y forma.
*Véase Flexibilidad laboral