Cultural fit

Cultura organizacional

El término cultural fit hace referencia a la conveniente alineación entre los valores de los empleados y empleadas y los de una empresa. Es decir, al hecho de que la cultura organizacional sea compartida tanto por la dirección como por la plantilla.

Relevancia de la Cultura Fit

Este concepto de cultura fit ha cobrado relevancia en los últimos años debido a tres causas:

La primera de ellas responde a los retos y obligaciones que tienen por delante las organizaciones. Estos se enmarcan dentro de los desafíos de la UE para la presente década (justicia social, digitalización, sostenibilidad…) y su cumplimiento depende, en buena medida, de la motivación de los equipos de trabajo para alcanzarlos.

La segunda de las causas es que los jóvenes talentos se muestran cada vez más interesados en trabajar en organizaciones que atesoran valores como los suyos. Así pues, aquellas que presentan una cultura de empresa igualitaria, transparente, respetuosa con el entorno, etcétera, tienen más probabilidades de atraer y fidelizar a personas cualificadas.

La tercera razón se debe a la demostración, en la última década, de que una empresa donde la cultura corporativa es compartida por todos sus miembros llega más lejos, pues estos están más implicados con sus tareas y más concienciados con los objetivos a cumplir.

La cultural fit se convierte así en un motor de crecimiento, desarrollo y expansión. De ahí que se trate de un parámetro cada vez más importante a valorar en los procesos de reclutamiento.

Ahora ya no solo se trata de encontrar al perfil mejor cualificado o con mayor experiencia. Se trata de que este comparta ese espíritu de marca y de empresa, porque de esta forma mejorará el rendimiento de dicha persona. También su satisfacción laboral.

Claves de la Cultura Fit

La cultura fit o cultural fit se asienta no solo sobre los principios que delimitan el comportamiento de empleados y empleadas dentro de la organización: protocolos de actuación, normativa interna, etcétera, si no que va más allá. Recala en la ética y la moral no solo profesional, sino personal.

Así pues, la cultura fit trasciende a la forma en la que los trabajadores y trabajadoras se relacionan entre sí.

Traspasa aspectos como la colaboración, la manera de comunicarse o la actitud hacia el cambio y se instala en la manera de entender el trabajo: flexible, horizontal, orientado a resultados, participativo, etcétera.

Recala, de esta forma, en la política de RSG y medioambiental de la empresa, las cuales se reflejan en las tareas diarias y los objetivos a corto y largo plazo.

De esta forma, alinearse bajo esa cultural fit, que la plantilla al completo comparta los mismos valores que la dirección estratégica de la empresa, comporta importantes ventajas:

Mayor productividad y rendimiento derivados de una mayor satisfacción laboral y compromiso con la organización.
Retención de talento, pues ese ajuste cultural aminora las tasas de rotación de empleados y empleadas, facilita la cohesión y el trabajo en equipo y fomenta un buen ambiente de trabajo.
Capacidad de adaptación y resiliencia en escenarios de gran incertidumbre, pues la cultura fit conlleva mayores cotas de transparencia en el seno de la organización, así como la participación de la plantilla en las decisiones estratégicas.

Todo ello requiere, por parte de las organizaciones, la definición y comunicación de la cultura organizacional a los empleados y empleadas. Y que esta responda a los valores y misiones que se espera de las organizaciones de hoy en día.

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