Flexibilidad laboral
La flexibilidad laboral hace referencia a una fórmula de trabajo que permite su gestión adaptada a las necesidades reales de las plantillas.
La flexibilidad laboral abarca la implantación de múltiples medidas, todas ellas encaminadas a que los empleados y empleadas cuenten con cierto margen de maniobra a la hora de elegir el horario de entrada y salida, trabajar en remoto o desde la oficina e incluso organizar su propia jornada de trabajo en función de los objetivos propuestos. Es decir, mayor capacidad para decidir sobre cómo o cuándo trabajar.
Y es que, el gran objetivo de la flexibilidad laboral es racionalizar adecuadamente el trabajo para ganar mayor productividad en tanto en cuanto se incrementa la autonomía de los equipos y su motivación.
Esta circunstancia trae consigo otra ventaja inestimable para los y las empleadas: un mayor equilibrio entre la vida personal, familiar y profesional, lo que constituye una de las grandes demandas de nuestro tiempo.
Dicha capacidad, por parte de las empresas, para adaptarse a las nuevas circunstancias y demandas del entorno laboral suponen tal beneficio para los trabajadores y trabajadoras que la flexibilidad horaria supera incluso otros factores a tener en cuenta, como un incremento dinerario, a la hora de postular a un nuevo puesto de trabajo o cambiar de empresa.
La flexibilidad horaria es, por tanto, una herramienta de engagement y atracción de talento poderosa para las organizaciones.
Claves de la flexibilidad laboral
La flexibilidad laboral efectiva requiere un enfoque holístico que considere las necesidades tanto de los empleados y empleadas como de la organización. De hecho, precisa de un liderazgo humanista y comprometido con las personas para su efectiva implantación.
Gracias a la flexibilidad laboral, las empresas pueden crear un entorno de trabajo más adaptable y satisfactorio, mejorando tanto el bienestar de los empleados y empleadas como la productividad, capacidad de innovación, implicación, etc., también la competitividad a largo plazo.
Algunas de las medidas más populares para flexibilizar la jornada laboral son:
Entradas y salidas flexibles (en intervalos de una o dos horas siempre y cuando se trabajen las horas diarias estipuladas).
Teletrabajo 100 %.
Modelos híbridos: un porcentaje de días a la semana se trabaja de manera presencial y el resto, desde casa.
Jornada Laboral de 4 días: aún en fase piloto en España.
Ausencia de jornada de trabajo preestablecida siempre que se cumplan los objetivos en el tiempo estipulado.
Se trata así de eliminar todo tipo de trabas que puedan dificultar la realización del trabajo de forma efectiva por incompatibilidad con responsabilidades familiares, desgaste físico ante desplazamientos costosos, etcétera.
Existen otros tipos de flexibilidad laboral:
La flexibilidad salarial: la capacidad adquisitiva de los y las empleadas fluctúa con el fin de evitar despidos ante situaciones económicas desfavorables.
La flexibilidad en el espacio de trabajo: espacios versátiles y eminentemente multifuncionales, capaces de cambiar con las necesidades de la empresa.
La flexibilidad funcional: mismos perfiles adoptan tareas y responsabilidades distintas en función de las necesidades.
La flexibilidad de plantilla: posibilidad de reducir o ampliar la plantilla en función de las necesidades de producción (contrato de fijo discontinuo, calendarios de trabajo flexibles, etc.).