Internacionalización
La internacionalización representa aquella estrategia clave de crecimiento empresarial que implica la expansión a mercados extranjeros ya sea a través de centros productivos, la apertura de filiales, mediante la venta de productos, etcétera.
Crecer más allá del país de referencia u origen implica, a menudo, una garantía de supervivencia empresarial y aumento en los márgenes de beneficio. Conlleva, también, grandes retos y la asunción de importantes riesgos.
Claves de la internacionalización
La internacionalización es especialmente efectiva cuando:
– El mercado en el que se opera de manera tradicional ofrece signos de saturación.
– Existen grandes oportunidades en economías emergentes y en expansión al destinar a estos objetivos de crecimiento de ventas o contrataciones.
– Es necesario diversificar la actividad empresarial y reducir el riesgo de exposición.
– Se desea incrementar la marca empresarial al operar en mercados exigentes.
– Se trata de reducir costes gracias a una economía de escala que permite optimizar los recursos invertidos.
En virtud de estos objetivos y de la estrategia aplicada, existen diferentes tipos de internacionalización:
La inversión directa en el extranjero afianzando la presencia física y llevando a cabo procesos de contratación in situ.
La expansión digital, a través de plataformas de comercio electrónico que permitan la venta y distribución de productos o servicios a distancia a cualquier país.
El desarrollo de alianzas con cadena de suministro local para colocar productos o servicios en el mercado extranjero a través de entidades autóctonas.
Para que el proceso de internacionalización resulte exitoso, la empresa debe dar pasos en firme en función de los objetivos definidos, considerar factores clave y adoptar un enfoque resiliente y planificado para que la ejecución de la estrategia sea eficaz. Por lo tanto, resulta pertinente acometer tareas tales como:
Priorizar mercados basándose en el análisis de oportunidad y riesgo.
Decidir qué tipo de estrategia se va a adoptar en el proceso de internacionalización tras calcular los costes relacionados con la expansión.
Identificar posibles fuentes de financiación, como préstamos, inversiones o subvenciones gubernamentales
Investigar la demanda potencial de los productos o servicios en los mercados objetivo.
Analizar la competencia local e internacional.
Considerar las diferencias culturales, preferencias de consumo y hábitos de compra y adquisición para ajustar la oferta según las preferencias.
Analizar la estabilidad económica y política del país objetivo, así como regulaciones legales y comerciales para adaptar la actividad empresarial así como los productos o servicios.
Proteger las patentes, marcas registradas y derechos de autor en los mercados internacionales.
Estas podrán incluir otras fases clave en función del tipo de internacionalización: diseño de una red eficiente de logística y distribución, selección de proveedores y socios locales fiables, desarrollo de campañas de marketing adaptadas, capacitación del personal en aspectos culturales, legales y operativos relevantes, etc.
Lo cierto es que la clave de la internacionalización, sea del carácter que sea, pasa por adaptarse a la idiosincrasia del nuevo mercado, incluidas las de tipo cultural, comercial, político y legal.