Permiso retribuido recuperable

Los permisos retribuidos recuperables son aquellos que permiten a un trabajador o trabajadora ausentarse de su puesto sin perder su derecho a remuneración en situaciones muy concretas. Se denominan recuperables porque, una vez finalizado el periodo de ausencia, los empleados y empleadas han de devolver a la empresa las jornadas no trabajadas de manera progresiva.

Durante el permiso, dichas personas tienen derecho a percibir sus retribuciones íntegras, es decir, el salario base más los complementos asociados.

Un ejemplo de permiso retribuido recuperable es el habilitado en marzo de 2020 a consecuencia de la pandemia sanitaria, cuando el Consejo de Ministros aprobó un permiso retribuido recuperable para las personas trabajadoras por cuenta ajena que no debían prestar servicios esenciales. El objetivo era reducir la movilidad de la población en el contexto de la lucha contra la Covid-19, así como flexibilizar la jornada laboral con el fin de evitar despidos.

Este permiso fue regulado por Real Decreto-ley 10/2020 para quienes no debían acudir a su puesto de trabajo entre los días 30 de marzo y el 9 de abril de ese mismo año.

Claves del permiso retribuido recuperable

La forma en la que se van a recuperar las jornadas sujetas a permiso retribuido recuperable ha de ser negociada entre empresa y representantes de los trabajadores y trabajadoras. Además, la recuperación de estas horas está condicionada por los períodos mínimos de descanso diarios o semanales previstos en la ley, así como por los derechos de conciliación de la vida profesional, personal y familiar.

El permiso retribuido recuperable puede tomarse como medida bilateral, es decir, tras una negociación entre empresa y persona empleada a petición de esta última en caso, por ejemplo, de que necesite ausentarse para resolver un asunto familiar que le requiere y que es de máxima urgencia. Las partes marcarán, de forma conjunta y satisfactoria para ambas, los periodos de recuperación. Se trata, así, de una medida excepcional.

Esta medida de flexibilización supone un balón de oxígeno para las plantillas y un instrumento de fidelización para las empresas. Las primeras, porque encuentra apoyo corporativo a la necesidad de conciliación sin perjuicio económico. Las segundas, porque apuntalan una cultura empresarial basada en la flexibilidad y que mantiene los niveles de productividad y calidad necesarios, además de recalar en mayores cotas de compromiso por parte de los empleados y empleadas.

En el caso del permiso retribuido recuperable que se habilitó durante la covid-19, se establecieron excepciones, como los trabajadores y trabajadoras que desempeñaban sus funciones diarias desde casa a través de la fórmula del teletrabajo, quienes se encontraban de baja por incapacidad temporal o por nacimiento de hijo, así como las personas trabajadoras afectadas por un ERTE de suspensión.

Por otra parte, el permiso retribuido recuperable necesita, por parte del departamento de RRHH, al alta Dirección y los mandos intermedios, grandes dosis de comunicación, coordinación y gestión de personal, además de planificación, de tal forma que este beneficio no suponga un lastre para el día a día de la organización.