Reestructuración empresarial
La reestructuración empresarial es un proceso integral que implica la modificación significativa en la estructura y, con ella, de las operaciones, departamentos y roles dentro de una empresa con el objetivo de mejorar su eficiencia, competitividad y rentabilidad.
Claves de la reestructuración empresarial
Algunos de los motivos para llevar a cabo una reestructuración empresarial son:
Dificultades financieras que necesitan reducir costes para evitar la bancarrota.
Modificaciones en el mercado o ciertas regulaciones que pueden requerir una reestructuración para adaptarse a nuevas condiciones.
Fusiones y adquisiciones para eliminar duplicidades y potenciar sinergias.
Procesos de mejorar la eficiencia operativa y la productividad mediante la reorganización de procesos y estructuras.
Implementación de una nueva estrategia empresarial a largo plazo.
Así, las reestructuraciones de empresa pueden ser operativas, organizativas o financieras.
Este tipo de estrategias causan una gran inquietud en las plantillas, pues a menudo no cuentan con la información necesaria para afrontar la transformación desde la resiliencia. En ocasiones, el enfrentarse a un futuro incierto, puede traer consigo episodios de estrés severo, ansiedad, baja productividad e incluso conflictos colectivos. De ahí que sea necesario tomar ciertas precauciones al respecto:
Gestionar el cambio de manera efectiva y comunicarse claramente con todas las capas de la organización.
Implementar medidas para apoyar a los empleados y empleadas durante el proceso desde una perspectiva psicológica y emocional.
Habilitar fórmulas complementarias que ofrezcan una alternativa laboral a las plantillas en caso de deslocalización o subcontratación.
Asumir ciertos gastos iniciales, aunque la reestructuración busque mejorar la rentabilidad a largo plazo, que permitan la continuidad de la plantilla actual: procesos de reskilling y upskilling, jubilaciones anticipadas en condiciones ventajosas, etc.
Se trata así de posibilitar la resistencia al cambio, de atenuar el impacto de este sobre la moral y de evitar el mayor número de despidos posible.
Las reestructuraciones empresariales son muy habituales en las empresas. Algunas de ellas conllevan transformaciones importantes. De ahí que deban ser abordadas de forma planificada. A través del desarrollo de un plan detallado que describa las acciones específicas a tomar, plazos, y recursos necesarios, así como los objetivos.
También es importante llevar a cabo un seguimiento continuo del progreso y ajustes necesarios para asegurar el éxito de la reestructuración.
Señalaba ya la Conferencia Europea de Sindicatos (CES) en el marco de las restructuraciones europeas durante la primera década del presente siglo, que “la reestructuración es ciertamente un gran estímulo para el desarrollo y el progreso; sin embargo, es imprescindible que ésta sea planificada, correctamente administrada y controlada con el fin de alejar los temores y la inseguridad que sienten numerosos trabajadores en Europa”.