Economía doméstica: Guía completa para una gestión eficaz 

Entendemos por economía doméstica o economía del hogar aquella que se desenvuelve en el ámbito privado o familiar. Su gestión eficaz es, sin embargo, fundamental. Y no solo para garantizar la solvencia de la unidad familiar, sino del sistema económico en general.

Tabla de contenidos

• Gestión eficiente de ingresos y gastos en la economía del hogar
• Técnicas para el registro y seguimiento del presupuesto en la economía doméstica
• Herramientas digitales y aplicaciones para la administración financiera del hogar
• Elaboración y seguimiento de un presupuesto familiar en economía doméstica
• Participación e inclusión familiar en las finanzas y economía doméstica
• Métodos para involucrar a niños y adolescentes en la economía del hogar
• Ahorro y planificación financiera a largo plazo en la economía doméstica

Gestión eficiente de ingresos y gastos en la economía del hogar

Mantener a raya la economía doméstica es el gran reto de las familias cuando la situación financiera no es boyante o existe cierta incertidumbre alrededor. De hecho, existen ciertas técnicas para una gestión eficiente de esa economía del hogar. 

Esta comienza por mantener un control exhaustivo de los ingresos y gastos familiares. Propiciar un mayor ahorro o estirar el sueldo a traves de los planes de compensacion empresariales forman también parte de la gestion eficiente de la economia del hogar. 

Técnicas para el registro y seguimiento del presupuesto en la economía doméstica

Una buena gestión de la economía doméstica puede hacer mucho por la estabilidad financiera de la familia. Y, con ello, por el bienestar de todos sus miembros.

Esta permite maximizar la capacidad adquisitiva, controlar el gasto o planificar el ahorro y la inversión a largo plazo. Es decir, garantizar el futuro económico y, con ello, la posibilidad de hacer frente a imprevistos o planes deseados. 

Y el primer paso para alcanzar esa economía del hogar saludable es optar por una técnica que garantice el registro y seguimiento del presupuesto familiar. Es decir, contabilizar todos los gastos e ingresos familiares. Hacerlo posibilita:

• Tomar conciencia de aquellos gastos, fijos y variables, así como las deudas que lastran nuestra economía doméstica (detectarlos es el primer paso para intentar atenuarlos).
• Averiguar qué porcentaje del presupuesto se nos van en gastos superfluos que podemos eliminar.
• Revisar nuestra capacidad de ahorro y planificar un objetivo a corto, medio y largo plazo en función de nuestras expectativas y necesidades, presentes y futuras.
• Sopesar soluciones de ahorro o inversión a través de entidades financieras y su idoneidad respecto a nuestra economía del hogar.

Una buena gestión de la economía doméstica es necesaria si queremos satisfacer nuestras necesidades básicas y apuntalar la salud financiera de la familia.

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Herramientas digitales y aplicaciones para la administración financiera del hogar

Podemos abordar una gestión de la economía doméstica sobre el papel, a través de anotaciones o del uso de libros para la contabilidad familiar. Pero también existe la posibilidad de utilizar aplicaciones móviles de economía del hogar.

Estas resultan muy cómodas, pues registran cada gasto o ingreso efectuado en nuestras cuentas o tarjetas, es decir, contabilizan en tiempo real nuestro balance. Y en base a esos datos, genera informes sobre nuestros mayores gastos o los más recurrentes, así como predicciones o consejos sobre cómo ahorrar dinero.

Elaboración y seguimiento de un presupuesto familiar en economía doméstica

Además de hacer un seguimiento exhaustivo de los ingresos y de los gastos, es necesario establecer un presupuesto en la economía del hogar. En otras palabras: un techo de gasto semanal o mensual que garantice cierto ahorro o, al menos, dejar un colchón para cubrir los gastos inevitables y estar preparados para los posibles. En otras palabras: un presupuesto que nos impida vivir por encima de nuestras posibilidades. 

Para elaborar dicho presupuesto tendremos que:

• Determinar el total de rentas e ingresos que entran en el hogar.
• Diferenciar entre gastos fijos, variables e imprevistos propios en la economía del hogar.
• Establecer estrategias para ajustar el presupuesto, cuando sea necesario, a cambios económicos familiares que podemos advertir en el horizonte.

Participación e inclusión familiar en las finanzas y economía doméstica

Resulta de vital importancia que la gestión de la economía doméstica sea participativa y colaborativa. Es decir, que todos los miembros del núcleo familiar sean conscientes de la misma y remen a su favor.

Métodos para involucrar a niños y adolescentes en la economía del hogar

De hecho, existen métodos para involucrar a los más pequeños en la economía del hogar. Uno de ellos es la concesión de una paga semanal que ellos mismos deben gestionar. 

Esta práctica brinda cierta responsabilidad a los niños y niñas, les hace conscientes de las consecuencias de no invertir adecuadamente el dinero y les ayuda a interiorizar ideas como la del ahorro o la contraprestación de servicios.

Ahorro y planificación financiera a largo plazo en la economía doméstica

También existen métodos para el ahorro y la planificación financiera de la economía doméstica a largo plazo. Algunos de ellos son:

• Métodos de ahorro como la regla del 50/30/20 para una mejor gestión economía doméstica en función de la renta. O lo que es lo mismo, dedicar un 50 % del presupuesto familiar a los gastos fijos, un 30 % a los innecesarios o imprescindibles, y un 20 % al ahorro familiar.
• La creación y gestión de un fondo de emergencia en el hogar inamovible, para hacer frente a imprevistos.
• La clasificación inteligente del gasto doméstico: 
• La priorización de gastos según necesidades básicas y secundarias en la economía doméstica.
• La reducción de gastos prescindibles sin sacrificar calidad de vida en el hogar.
• La puesta en marcha de consejos prácticos para una mejor economía doméstica. Por ejemplo, mediante el uso eficiente de recursos energéticos y alimentarios para una buena gestión economía doméstica. Es decir, pequeños gestos diarios que pueden aumentar nuestra capacidad adquisitiva notablemente.