Factores clave para una mayor longevidad
La longevidad en Europa se vive como uno de los mayores logros del desarrollo socioeconómico, científico y sanitario. Pero también como un reto estructural en términos de sostenibilidad económica, sanitaria y laboral. Los europeos y europeas viven más años que nunca, pero la calidad de esos años (especialmente en la etapa laboral y post laboral) depende de múltiples factores, entre ellos el bienestar en el trabajo.
Según datos de Eurostat, la mediana de edad de la población de la UE está aumentando. A 1 de enero de 2024 era de 44,7 años, es decir, la mitad de la población tenía más de 44,7 años. Más de una quinta parte (21,6 %) tenía 65 años o más.
Qué es y factores que influyen en la longevidad
La longevidad, es decir, la capacidad de vivir una vida larga y saludable, es un fenómeno multifactorial en el que toman parte elementos biológicos, demográficos, sociológicos y socioeconómicos. La interacción entre estos factores determina no solo cuántos años vive una persona, sino también la calidad de vida durante esos años.
Factores biológicos
La herencia genética influye en aproximadamente un 20 – 30 % de la longevidad. Algunos genes están relacionados con la reparación celular, la respuesta inflamatoria y la resistencia a enfermedades. También el sistema inmunológico contribuye a una mayor resistencia a infecciones y enfermedades crónicas, así como la capacidad del organismo para neutralizar los radicales libres retrasa el envejecimiento celular, el equilibrio metabólico o la microbiota intestinal, pues impactan directamente en la salud cardiovascular, cognitiva e inmunológica.
Factores demográficos
Desde la edad y el sexo (las mujeres suelen vivir más que los hombres debido a diferencias hormonales, conductuales y de exposición a riesgos laborales o sociales) a la esperanza de vida al nacer o a la estructura poblacional. Por ejemplo, el envejecimiento suele conllevar el desarrollo de políticas más favorables para la tercera edad, lo que puede retroalimentar la longevidad.
Factores sociológicos
Caben aquí las redes de apoyo social y familiar, pues la interacción social reduce la soledad, que se asocia con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades cardiovasculares; el nivel educativo, pues algunos estudios demuestran que personas con mayor educación tienden a adoptar estilos de vida más saludables, además de acceder con mayor facilidad a diversos servicios sanitarios, o las normas culturales, por ejemplo, aquellas que promueven el envejecimiento activo, el respeto a los mayores o la adopción de un rol implicado en la sociedad y que facilita la motivación personal.
Factores socioeconómicos
Se incluye la renta y clase social, pues existe una fuerte correlación entre el nivel de ingresos y la esperanza de vida. Las personas con mayor poder adquisitivo acceden a una mejor nutrición, atención médica y protección social, vivienda, mejores condiciones laborales, etc.
Por ejemplo, algunos de los factores que influyen en la longevidad en Europa son:
- Los sistemas sanitarios europeos, pues tienden a garantizar el acceso universal a servicios médicos de carácter preventivo y de calidad: programas de vacunación, control de enfermedades crónicas…, que han mejorado la esperanza de vida.
- La educación y el acceso a empleos menos precarios, es decir, menos físicos y más seguros.
- Los sistemas públicos de pensiones, claves en el sostenimiento de la longevidad en países desarrollados.
- La calidad del aire, el acceso a zonas verdes, el transporte y la seguridad…, son factores que influyen en la calidad de vida a medida que se envejece en la UE.
Estilos de vida para un envejecimiento saludable
Dicho lo anterior, podemos imaginar cuales son esos estilos de vida a preservar para aumentar una longevidad saludable:
Alimentación equilibrada y dietas beneficiosas
Dieta mediterránea
Está demostrado que la dieta mediterránea es una dieta saludable. Y que puede acompañarse de técnicas como el Mindful Eating para incrementar sus beneficios.
Alimentos clave para la longevidad
Hoy en día, sabemos que existen alimentos con un papel clave a la hora de incrementar nuestra longevidad. El consumo de vegetales, frutas o legumbres, por ejemplo, disminuye drásticamente los riesgos de sobrepeso, niveles excesivos de colesterol, diabetes o de sufrir enfermedades cardiovasculares. Así como un menor consumo de productos ultraprocesados y la ausencia del consumo de tabaco y alcohol.
Actividad física regular
La actividad física se asocia con un menor deterioro físico y mental. Realizar actividad física regular se ha convertido en la piedra angular del envejecimiento saludable y en un elemento indispensable de los planes de beneficios para empleados y empleadas en las empresas.
Importancia del sueño de calidad
Mejorar la higiene del sueño es beneficioso, y no solo para la prevención de enfermedades, sino para el correcto desarrollo físico y mental.
Gestión del estrés
Son muchas las consecuencias del estrés laboral: cansancio permanente, problemas de concentración, irritabilidad… Más de la mitad de los españoles ha sufrido estrés prolongado en el último año por su trabajo. Sin embargo, el 85 % de las personas que trabajan en España no cuenta con medidas de bienestar emocional en su empresa según el V Informe de Salud 2024: Estado de Salud Laboral en las Empresas de Cobee. Por eso, reducir el estrés laboral se ha convertido en un verdadero compromiso.
Aprendizaje y estimulación cognitiva
La neuroplasticidad del cerebro permite aprender a cualquier edad. Esto no solo retrasa la aparición de patologías mentales sino que favorece la autonomía y mantener un cerebro sano por más tiempo.
Relaciones sociales y apoyo emocional
La calidad de las relaciones sociales, el sentimiento de pertenencia y el apoyo intergeneracional contribuyen a una longevidad activa. Se encuentran entre los factores psicosociales que promueven las redes de apoyo.
Condiciones laborales y bienestar ocupacional
Todo lo anterior se puede mejorar no solo en el entorno laboral, sino desde el mismo de la mano de planes de bienestar empresariales configurados a través de beneficios corporativos.
De hecho, el bienestar laboral es clave en la salud y longevidad de las personas trabajadoras. Su impacto se deja sentir, tanto a corto como a largo plazo, sobre la salud física y mental, la emocional y la satisfacción personal- ¿Cómo? Gracias a programas de prevención y mejora de las condiciones de trabajo, formación y capacitación e implicación activa en la asunción de hábitos de vida beneficiosos.
De hecho, los entornos laborales saludables pueden reducir el estrés crónico, los trastornos musculoesqueléticos y las enfermedades cardiovasculares; contribuir a
una percepción de vida plena, clave para un envejecimiento activo, y facilitar una jubilación satisfactoria, tanto económica como física y psicológicamente.
Esto requiere, por parte de las organizaciones, el respeto por la diversidad generacional y a la integración de trabajadores sénior (la denominada silver workforce) mediante el aprendizaje continuo, la movilidad interna y la adaptación a cambios tecnológicos que promuevan trayectorias profesionales sostenibles.
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