¿Qué es el modelo ikigai y cómo aplicarlo en la empresa?
Cada vez son más los ejemplos de modelos ikigai aplicados a la empresa. En una década donde la motivación encuentra un nuevo significado laboral, el ikigai japonés se transforma en una poderosa herramienta corporativa, como también lo es, por ejemplo, el método kaizen.
Los cuatro círculos del ikigai
El modelo o filosofía ikigai preconiza que, para realizarnos como personas y vivir con plenitud y satisfacción, debemos establecer unos objetivos básicos y prioritarios en nuestra vida. Estos últimos serán el elemento vehicular de nuestra motivación diaria, los que nos impulsarán hacia delante aún cuando el camino se convierta en una empinada cuesta.
Esos propósitos que nos empujan a seguir, que guían nuestros pasos diarios, han de confluir en el epicentro de un diagrama. Este está formado por los cuatro círculos del ikigai, a saber:
- Pasión: se sitúa en la confluencia de lo que amamos con lo que somos buenos o buenas. Este tipo de acciones, tareas u objetivos conllevan un alto grado de pasión.
- Misión: a medio camino entre lo que amamos y lo que el mundo necesita. Se traduce en un fuerte sentimiento de utilidad.
- Vocación: se da cita lo que el mundo necesita y por lo que nos pueden pagar.
- Profesión: por lo que nos pueden pagar y en lo que somos buenos, es decir, un alto grado de realización.
¿Por qué decimos que el ikigai se encuentra en el epicentro de estos cuatro círculos? Porque alguien que hace lo que ama, en lo que es bueno y lo que el mundo necesita sentirá una gran plenitud, pero carecerá de riqueza.
Por el contrario, quienes acometan tareas que el mundo necesita, que pueden ser remuneradas y que se les den bien, vivirá cómodamente pero sin la plenitud y la pasión de quien hace algo que realmente ama.
Este es un ejemplo de ese modelo ikigai o filosofía de vida.
Cómo encontrar tu ikigai
Todos tenemos un ikigai, un propósito en la vida. Sin embargo, a menudo, nos es arrebatada la posibilidad de ponerlo en práctica o simplemente no sabemos donde buscarlo.
El conocimiento, por ejemplo, facilita esta última tarea. Responder a preguntas tan sencillas como las siguientes pueden ayudarte a encontrar tu modelo ikigai ideal:
- ¿Qué tareas se te dan bien, puedes realizarlas de manera rápida y efectiva, sin apenas esfuerzo?
- ¿Cuáles te apasionan realmente, es decir, podrías hacerlas durante horas?
- ¿Crees que hay hueco en el mercado profesional para esas tareas, para desempeñarlas de manera remunerada?
- ¿De ser así, podrías vivir holgadamente de ello?
- ¿Estarías contribuyendo así a cubrir una necesidad importante de la sociedad?
- ¿Estarías contribuyendo así a construir un mundo mejor?
Cómo aplicar el ikigai en la empresa
La filosofía ikigai ha pasado de ser una gran desconocida en Europa y EEUU ha colarse en los seminarios sobre emprendimiento y liderazgo efectivo. El ikigai marca ya la carrera profesional de quienes desean alcanzar sus metas profesionales y que su equipo las alcance con ellos.
Pero ¿cómo se aplica el ikigai en la empresa? ¿Cómo se transmite esta filosofía de vida y de trabajo a toda una plantilla? Estas son algunas de las pautas que, como líder, es necesario desarrollar y trasladar al equipo:
- Fomentar la autonomía y la creatividad de los empleados y empleadas. Que sientan que pueden poner a prueba todo su talento y capacidad al servicio de la empresa.
- Reconocer el trabajo bien hecho y ofrecer feedback constructivo. Sentir que sus esfuerzos son valorados es el primer paso para garantizar la futura implicación de los equipos de trabajo.
- Promover la formación continua y el desarrollo profesional. De tal forma que, a través de las ventajas de los planes de formación, los y las profesionales se sientan preparados y útiles para afrontar los retos del futuro.
- Ofrecer una remuneración justa y acorde al mercado. Es decir, capaz de retribuir justa y equitativamente a las y los empleados, ya sea a través de retribución dineraria o de planes de beneficios y retribución flexible que mejoren la capacidad adquisitiva de las plantillas y las condiciones de trabajo.
Si desde una posición de liderazgo se cultivan todas estas facetas en la plantilla, la empresa estará ganando un equipo humano motivado, tanto que apostará por el proyecto empresarial incluso cuando el camino comience a ser una empinada cuesta arriba.