SLU o autónomo: ¿Cuál elegir para tu negocio?

SLU o autónomo: la elección entre una figura u otra al inicio de una actividad por cuenta propia ha de estar fundamentada. Te explicamos las ventajas y desventajas de cada una de ellas.
¿Qué es un autónomo?
Un autónomo o autónoma es una persona física que ejerce una actividad económica de forma individual y personal.
A fecha de finales de 2024, España contaba con cerca de 3,4 millones de trabajadoras y trabajadores autónomos. En ese año, Información y Comunicaciones y Actividades Profesionales Científicas y Técnicas han incorporado 21.553 nuevos autónomos.
¿Qué es una Sociedad Limitada Unipersonal (SLU)?
Una SLU es una sociedad mercantil de responsabilidad limitada, compuesta por un único socio o socia que actúa como persona jurídica independiente.
Diferencias clave entre autónomo y SLU
La elección entre ser autónomo o SLU depende de diversos factores, como el volumen de negocio, el tipo de actividad, el riesgo que se desea asumir y las proyecciones de crecimiento.
Naturaleza jurídica
La naturaleza jurídica de un autónomo y una SLU (Sociedad Limitada Unipersonal) es diferente. En el primer caso, carece de personalidad jurídica propia, es decir, la persona autónoma y el negocio son una misma entidad legal. Mientras que en la SLU, la empresa tiene su propia personalidad legal separada de la del propietario.
Responsabilidad legal
Mientras la persona autónoma responde de manera ilimitada con su patrimonio personal ante las deudas y obligaciones del negocio, en una SLU, la responsabilidad está limitada al capital aportado a la sociedad. Es decir, el patrimonio personal del propietario está protegido, y en caso de deudas, sólo se compromete el capital social de la empresa, no sus bienes personales (casa, ahorros, etc.).
Tributación: IRPF vs Impuesto de Sociedades
Los autónomos o autónomas tributan en España mediante el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas). Es decir, según los beneficios obtenidos, el porcentaje de impuestos que se paga aumenta. La SLU, por su parte, tributa mediante el Impuesto de Sociedades (IS), con un tipo impositivo general del 25 %, aunque existen tipos reducidos. Estos se aplican a los beneficios de la empresa.
Régimen de Seguridad Social
Los autónomos están sujetos al régimen especial de la Seguridad Social RETA. La base de cotización es flexible y la cantidad que se paga en concepto de cuotas mensuales depende de la base elegida. Los y las propietarias de una SLU también deben cotizar al RETA si gestionan activamente la empresa. Eso sí, tiene más facilidades para contratar personal y ofrecer beneficios sociales.
Trámites de constitución
Para darse de alta como autónomo, el proceso es más sencillo y rápido. Solo es necesario registrarse en la Agencia Tributaria y en la Seguridad Social. No requiere un capital mínimo ni la creación de un estatuto social. La constitución de una SLU es más compleja. Requiere la redacción de los estatutos sociales, inscripción en el Registro Mercantil, obtención de un certificado digital, y un capital social mínimo. Además, está sujeta a una mayor burocracia en cuanto a la presentación de cuentas anuales y auditorías.
Contabilidad exigible
El autónomo o autónoma puede llevar una contabilidad más sencilla, aunque está obligado a gestionar igualmente los libros contables y la facturación. Sin embargo, los trámites y la documentación son más simples. La SLU aborda una contabilidad más compleja, que incluye la rendición de cuentas y mayores dosis de transparencia, además de cumplir con mayores obligaciones fiscales y contables, como la presentación de balances, cuentas de resultados y auditorías.
Ventajas de elegir una SLU frente a ser autónomo
A las de protección del patrimonio personal y mayor capacidad de financiación y crecimiento, como veremos más delante, se suman en la elección de una SLU dos ventajas más importantes:
Imagen profesional y generación de confianza
En algunos sectores, ser autónomo o autónoma puede ser percibido como menos formal que tener una SLU. Así, aunque depende del tipo de actividad, la SLU puede transmitir mayor solidez y profesionalismo ante clientes, proveedores y entidades financieras debido a su forma jurídica y a su obligación de cumplir con normativas mercantiles más estrictas.
Acceso a ayudas y subvenciones
Las sociedades limitadas unipersonales o SLU suelen tener una ventaja mayor frente a los autónomos en este sentido, aunque ambas opciones tienen acceso a ciertos tipos de ayudas. Las SLU, por ejemplo, tienen acceso a un abanico más amplio, lo que les permite optar a fondos destinados a empresas en sectores específicos como I+D+i, expansión internacional, empleo, digitalización, etc. Además, las empresas suelen ser prioritarias en ciertos programas de financiación y apoyos públicos debido a su capacidad para generar empleo y contribuir al crecimiento económico.
Por otra parte, tienen generalmente mejores condiciones para acceder a subvenciones europeas y fondos de innovación internacionales, así como mayor capacidad para presentar proyectos más amplios y complejos.
Ventajas de elegir ser autónomo frente a una SLU
A la simplicidad y rapidez de constitución y esos menores costes de gestión de los que hablábamos, debemos añadir:
Flexibilidad en la gestión diaria
El autónomo es la única persona al frente del negocio, con lo que todas las decisiones recaen directamente en él o ella, lo cual simplifica la toma de estas. No existe separación entre el propietario y la empresa.
Ideal para proyectos pequeños y servicios individuales
La figura del autónomo es, efectivamente, ideal para proyectos pequeños y servicios individuales por esa simplicidad administrativa, menores costes de partida o la capacidad de flexibilizar la actividad y ganar autonomía.
De hecho, se trata de una figura normalizada en la prestación de ciertos servicios individuales. Por ejemplo, profesiones independientes como consultoría, diseño gráfico, artesanía, programación, asesoría, psicología…, modelos especialmente adecuados porque se requiere personal ni infraestructura compleja y cuya escalabilidad es limitada, pues el servicio se centra en el trabajo personal del autónomo.
Cuándo conviene ser autónomo
Así pues, podríamos decir que conviene ser autónomo o autónoma cuando se trata de:
Negocios a pequeña escala
No se tiene la necesidad de crecer de manera significativa.
Servicios individuales sin gran inversión
La actividad se centra en la persona autónoma, no necesita grandes infraestructuras ni asumir muchos riesgos.
Búsqueda de flexibilidad y menor carga administrativa
Se trata de ganar en poder de resiliencia y aminorar las cargas burocráticas.
Cuándo conviene constituir una SLU
Por el contrario, conviene constituir una SLU en caso de:
- Negocios con mayor riesgo de deudas
- Necesidad de financiación significativa
- Facturación superior a un determinado umbral
- Empresas con planes de crecimiento
Este último punto resulta decisivo Y es que, aunque el autónomo puede adaptarse rápidamente a cambios en su negocio, el crecimiento tiene limitaciones, sobre todo en términos de financiación y expansión, debido a la responsabilidad ilimitada y la carga fiscal progresiva. La SLU, sin embargo, facilita el crecimiento, ya que permite mayor acceso a financiación (incluso de inversores externos), facilita la entrada de nuevos socios, y puede ofrecer más ventajas fiscales a medida que crece la empresa.
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