Ansiedad laboral
La ansiedad laboral es un tipo de ansiedad generalizada que emerge del ámbito laboral.
Las causas pueden ser varias y actuar de manera conjunta o por separado: falta de apoyo o de medidas de conciliación, un ambiente laboral tóxico, presión por parte de los mandos superiores, discriminación laboral, un alto nivel de autoexigencia… Todo ello deriva en un malestar y estrés crónicos que se agravan hasta tal punto que pueden desembocar en tipos de ansiedad agravada como trastornos del pánico, TOC o incluso fobias, además de otras enfermedades tanto físicas como mentales.
Síntomas y consecuencias de la ansiedad laboral
Algunos síntomas comunes y paralelos a la ansiedad laboral son el sentimiento de angustia continuado, cansancio, inseguridad, insomnio, mal humor, irritabilidad, miedo… Y más concretamente en el puesto de trabajo: falta de concentración, apatía, desmotivación, frustración, incapacidad para afrontar los retos diarios, distanciamiento afectivo, inflexibilidad, etcétera.
De hecho, la ansiedad laboral, derivada de situaciones continuadas como el estrés profesional crónico, produce un gran desgaste emocional, pero también físico si la situación que lo provoca se sostiene en el tiempo, motivando otro tipo de problemas de salud.
Desde los servicios profesionales sanitarios se estima que la ansiedad laboral, fruto tanto del estrés crónico, derivado de las exigencias del día a día, como del estrés puntual, motivado por obligaciones con fecha concreta (presentación de proyectos, entregas…), desembocan en una fatiga que sobrecarga el organismo y afecta a todas sus funciones, agotando a quien lo padece por completo y constituyendo un factor que contribuye, por ejemplo, a la aparición de la depresión.
Otro factor importante a tener en cuenta es que la ansiedad laboral no es exclusiva de un sector económico o actividad concreta, sino que se muestra como un padecimiento global, tal y como demuestran diversos estudios al respecto.
De hecho, estudios recientes indican que unas condiciones adecuadas de trabajo podrían disminuir en un 60 % la incidencia de problemas como la ansiedad, pues el 80 % de los trabajadores y trabajadoras creen que estas son las causantes de dichas patologías, cuya prevalencia en mayor en las mujeres.
Además, se estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo en el mundo debido a la depresión y a la ansiedad, es decir, un coste de un billón de dólares por año en pérdida de productividad. En la UE, el 38,2 % de la población padece algún tipo de trastorno mental, siendo la ansiedad el más habitual, con una incidencia del 14 %.
Es más, los resultados del Barómetro Internacional de la Salud y el Bienestar del Personal en la Educación 2023 ponen de manifiesto que 40 % de las personas encuestadas reconoce tener o haber tenido ansiedad. Por otra parte, se cree que la exposición a la alta tensión aumenta en un 77 % la probabilidad de tener una depresión.
Un agravamiento marcado por la pandemia
La incertidumbre, los confinamientos, la incapacidad para conciliar, el aumento de la carga de trabajo y el temor a las consecuencias de una grave crisis económica dieron lugar al caldo de cultivo perfecto para las enfermedades mentales. De hecho, según un informe realizado entonces por Cobee, un 92 % de los trabajadores y trabajadoras encuestados reconocieron que su nivel de estrés aumentó durante la cuarentena y la pandemia.
Esta situación obligó a las empresas a situar los riesgos psicosociales en un lugar preponderante en sus programas de salud y bienestar en el trabajo.
Gracias a esta rápida actuación, por parte de muchas compañías, además de una mejora en la organización adecuada, ordenada y eficiente del teletrabajo y de éste respecto a la vida personal (lo que se conoce como work-life balance), se ha paliado en cierta medida la incidencia, o al menos las consecuencias, de reacciones como la ansiedad laboral.