¿Para qué sirve un organigrama empresarial?
Para saber qué es un organigrama empresarial debemos acudir, en primer lugar, a otro concepto: el del trabajo en equipo.
Porque un organigrama empresarial no es otra cosa que la representación visual de este último. De quienes lo hacen posible, de la posición que ocupan en la empresa, de sus tareas, objetivos y responsabilidades.
Pero no solo de eso. También de los canales y niveles de comunicación adoptados dentro del grupo, de la corresponsabilidad o de la cultura organizacional. De hecho, todos estos factores determinan, en buena medida, el tipo de organigrama empresarial dentro de una entidad, especialmente en los últimos años.
Qué tipos de organigramas empresariales existen
Los tipos de organigramas empresariales han evolucionado a lo largo de las últimas décadas. Y lo han hecho a la par que las empresas. Estas han mutado enormemente para dar respuesta a los nuevos desafíos del mercado, dando lugar a organigramas empresariales que serían irreconocibles hace 50 años.
Los primeros organigramas empresariales: cuanto el modelo era vertical
Si mirásemos un organigrama empresarial de los años 60, nos enfrentaríamos a una especie de pirámide, en cuya cúspide estaría el director y en la base, los trabajadores menos cualificados.
En dicha pirámide aparecerían los distintos departamentos, los nombres de sus responsables y sus funciones.
Esta imagen corresponde a un organigrama de empresa estático, muy poco funcional y ya caduco. Un organigrama empresarial donde primaba la verticalidad y en el que el flujo comunicativo solo tenía una dirección: descendente. Estas estructuras organizativas ya prácticamente no existen.
De hecho, la globalización económica y empresarial, junto a una nueva cultura corporativa, ha instaurado un tipo de organigrama mutable, esencialmente vertical y adaptable a estructuras mucho más complejas.
Organigramas empresariales ante nuevos desafíos: el poder de la circularidad
En los organigramas actuales se representan objetivos o proyectos en marcha, así como a los profesionales implicados en su consecución, que pueden estarlo a la vez en varios de ellos. Se trata, por tanto, de organigramas empresariales eminentemente verticales y colaborativos.
Es una forma de compendiar, de manera mucho más eficiente, lo complejo de la actividad empresarial hoy en día, sobre todo en actividades con altas dosis de carácter tecnológico o innovador.
De hecho, lo último en organigramas empresariales son las representaciones visuales circulares. En estas no existe una cabeza visible como tal, que ostente el poder definitivo, sino varias capas en las que participan muchos empleados decisivos.
En dichos organigramas queda claro que todo trabajador importa, que todos los empleados son necesarios para cerrar el círculo, así como la cooperación entre sí. Y que la flexibilidad y creatividad son inherentes a la supervivencia de la compañía. Toda una declaración de intenciones que sienta las bases de una nueva filosofía de trabajo.
Y si ha de otorgarse mayor visibilidad a un actor principal, este es el usuario o consumidor, que se sitúa en el centro, pues para él y por él tienen sentido todas las acciones dentro de la empresa.
Para qué sirve un organigrama de empresa
Un organigrama de empresa, hoy en día, no pretende mostrarnos de un solo vistazo la estructura jerárquica de la empresa o el nombre del director de un departamento concreto. Como hemos visto, los nuevos organigramas empresariales nos muestran la filosofía de una corporación y los objetivos que pretende alcanzar.
De hecho, un organigrama de empresa nos brinda las claves del trabajo en equipo de una determinada compañía: sus flujos de comunicación, su espíritu colaborativo, el nivel de cooperación e innovación, las actividades con mayor peso dentro de la empresa, etcétera.
Así, a través de un organigrama podemos visualizar, de forma sencilla, las áreas prioritarias dentro de una entidad. Y si lo comparamos con organigramas pasados, a cuales de ellas se han otorgado mayor peso decisivo.
También nos ayuda a situar a cada trabajador en perspectiva: en qué áreas colaborar, para la consecución de qué objetivos trabaja, cuál es su aportación a los proyectos futuros, etcétera.
Este último aspecto es importante porque contribuye a la política de transparencia empresarial entre empleados entre sí y entre estos y Dirección. Además de mantener ese equilibrio tan necesario entre roles, carga de trabajo y responsabilidad.
Beneficios de un organigrama empresarial
Trabajar en equipo significa desarrollar nuestra labor profesional de forma coordinada respecto a nuestros compañeros para conseguir un fin último de forma más eficaz y eficiente. Un organigrama empresarial bien definido contribuirá a ello de manera decisiva, pues:
- Unifica: tiempos, ritmos, respuestas y metas comunes a todos los trabajadores de una misma sección o empresa. Es decir, aumenta la coordinación del capital humano y mejora, con ello, el ambiente de trabajo y los niveles de productividad.
- Planifica: solo su diseño obliga a la empresa a analizar las cargas de trabajo, los departamentos con mayor peso, la previsión de crecimiento… En otras palabras: le insta a un exhaustivo examen y planificación.
- Fideliza: aumenta el sentimiento de pertenencia en el trabajador, también del que lo hace en remoto o teletrabaja desde su hogar, ante el riesgo de que este experimente la sensación de abandono o un excesivo individualismo.
- Fija objetivos: deja clara la perspectiva empresarial, hacia dónde vamos y cómo. Esto mejora los niveles de implicación y motivación de la plantilla, pues sabe por qué y para qué hace un determinado trabajo, por muy insignificante que este sea.
- Garantiza la cooperación mutua: permite que todo trabajador acuda en busca de ayuda o formación complementaria a los departamentos indicados para la consecución de un fin concreto de forma rápida y directa.
- Mejora la resiliencia: pues permite visualizar la estructura empresarial para modificarla a tiempo con los recursos humanos disponibles y adaptarse a la nueva situación de forma óptima.
Podríamos decir que un organigrama empresarial detallado fomenta la cohesión, el flujo constante de comunicación, así como los lazos emocionales entre los miembros de la plantilla. Todo ello en un clima de confianza y transparencia capaz de incrementar la capacidad competitiva del grupo.
Cómo hacer un buen organigrama de una empresa
No es sencillo. La tarea de hacer un buen organigrama de empresa es ardua y está condicionada por muchos factores: la filosofía de trabajo en la misma, el número de empleados, filiales, etcétera. Sin embargo, sus ventajas compensan, con creces, el esfuerzo invertido.
Hoy en día existen, de hecho, soluciones informáticas que allanan el camino hacia el organigrama de empresa perfecto. Por nuestra parte, vamos a darte algunas claves sobre aquellos elementos que no pueden faltar en el trabajo de diseño de un buen organigrama empresarial:
- Establece la estructura jerárquica. Para adaptarte a los nuevos modelos de estructura empresarial, sigue un patrón circular, de dentro hacia fuera. Sitúa a tu cliente o usuario tipo en el centro del organigrama y, por ello, de todas las estrategias. A continuación, ve añadiendo capas. A medida que te alejes del centro, más específicas serán las tareas u objetivos a reflejar.
- Segmenta por tareas, proyectos u objetivos. Si prefieres un organigrama más tradicional, puedes hacerlo por departamentos. En este caso, indica dentro de cada uno de ellos el nombre de las personas implicadas en el mismo, sus responsabilidades y objetivos concretos.
- Asegúrate de que ofrece una perspectiva global. En un organigrama empresarial han de estar todos los empleados representados. Desde el CEO a los teleoperadores o las personas encargadas del reparto de mercancías dentro y fuera de la empresa.
- Garantiza su efectividad, es decir, que sea útil en el día a día de la empresa, en la toma de decisiones y en la planificación de recursos.
Ahora que sabes cómo hacer un buen organigrama de empresa, ¿a qué esperas para dar el salto en la tuya? Sienta las bases de una nueva filosofía y cultura corporativa con un organigrama a la altura de los nuevos desafíos económicos.
¿Qué es un organigrama mixto?
En el contexto de grandes empresas, la implementación de un organigrama mixto se convierte en una opción altamente eficaz. En entornos empresariales donde las líneas de negocio se multiplican y las sinergias entre distintos departamentos son prominentes, el organigrama mixto se presenta como una herramienta sumamente útil para abordar esta complejidad.
Este tipo de organigrama no solo delineará de manera clara la jerarquía en los puestos de liderazgo, sino que también ofrecerá una representación visual de las diversas áreas y departamentos que componen la empresa. De hecho, destaca de manera acertada las divisiones que respaldan a varios de estos departamentos, una característica particularmente relevante en empresas que adoptan modelos de trabajo híbridos. En resumen, el organigrama mixto emerge como un recurso valioso para la comprensión estructural en empresas de gran envergadura y complejidad organizativa.