Aptitudes laborales
Las aptitudes laborales son esas cualidades que debe tener un trabajador o trabajadora bien para garantizar su inserción laboral, bien para desempeñar las tareas propias de un puesto de trabajo.
De esta forma, existen aptitudes laborales que son comunes a todos los empleados y empleadas, como el sentido de la responsabilidad, y que son propias de un determinado rol o perfil profesional. Por ejemplo, de una persona que ocupa el cargo de CEO se esperan aptitudes laborales distintas a las que debe presentar un técnico junior que ha de trabajar en una cadena de producción.
Conocer las aptitudes laborales de todos y cada uno de los empleados y empleadas de una organización resulta fundamental para el departamento de RRHH, pues hacerlo permite:
– Configurar programas de formación y planes de carrera a la carta orientados a enfatizar las habilidades que se requieren por parte de los y las profesionales. También el grado de motivación y desarrollo que estos últimos demandan.
– Detectar a aquellas personas que tienen madera de líderes, para potenciar las aptitudes laborales que les permitan cultivar dicha predisposición.
– Crear equipos de trabajo diversos, dinámicos y ágiles, orientados a la cooperación y al incremento de la productividad y a los resultados de la mano de aptitudes laborales complementarias.
Claves de las aptitudes laborales
Las aptitudes laborales suelen diferenciarse de las habilidades laborales por un pequeño matiz, aunque a menudo se utilizan como sinónimos. Las primeras resultan innatas a la persona, aunque no por ello sea imposible desarrollarlas y cultivarlas.
Así, las aptitudes laborales generan un valor propio al empleado y empleada, que le diferencia del resto del equipo y que está ligado a su personalidad y actitud ante la vida y ante el trabajo.
Estas aptitudes laborales se conocen como habilidades blandas o softskills, diferentes de las hardskills, pues estas últimas son competencias técnicas, más sencillas de obtener a través de formación apropiada.
Entre las aptitudes laborales más demandadas en la actualidad encontramos las siguientes:
Actitud positiva y proactiva.
Transparencia y honestidad.
Inteligencia emocional y comunicación positiva.
Capacidad de resolución de problemas y control del estrés.
Flexibilidad y resiliencia.
Empatía y liderazgo.
Creatividad y pensamiento crítico.
Fidelidad y compromiso.
Señalar que para las y los orientadores de carrera profesional, la evaluación de las aptitudes laborales resulta clave de cara a un adecuado asesoramiento.
Y es que, en el campo de la orientación profesional es de vital importancia descubrir el talento de una persona para facilitar su desarrollo integral, tanto en el inicio de su carrera como cuando se encuentra en situación de desempleo. Incluso cuando dicho perfil padece un estancamiento profesional en su actual puesto de trabajo.
Los procesos de evaluación de aptitudes laborales pueden llevarse a cabo a través de test, cuestionarios o entrevistas personales o grupales. Y dependiendo de los resultados obtenidos pueden configurarse, desde los servicios de orientación o desde RRHH, una serie de soluciones.
Estás últimas pueden estar encaminadas a facilitar la inserción en el mercado de trabajo, a contribuir a la mejora de las condiciones laborales dentro de este o a propiciar un cambio de puesto dentro de la misma organización. ¿Cómo? A través de formación efectiva que potencie dichas habilidades laborales para superar procesos de selección, emprender o mejorar la marca personal.